1.11.2008

¿Es importante la Biblia?


La Biblia es probablemente el libro que ha sufrido más difamación que cualquier otro que haya sido escrito. La Biblia ha sido atacada como ningún otro libro jamás lo fue. Sin embargo ha ministrado y sigue ministrando a millones de personas alrededor del mundo y viene haciéndolo ya por milenios. Un libro de esta índole y que produce un impacto tan grande sobre la raza humana ciertamente merece la consideración inteligente de toda persona.

Cuando Sir Walter Scott estaba moribundo, le dijo a Lockart (su secretario) que le leyera. El secretario confundido al buscar en el estante entre los libros que Walter Scott había escrito, preguntó: “¿Cuál libro leeré?” Walter Scott le respondió, “¿Por qué preguntas eso? solamente hay un libro, tráeme la Biblia.”. Hay un sólo libro para el hombre moribundo, pero también es el libro para el hombre que vive. Muchas personas sólo muestran interés en la Biblia cuando llegan al final de sus vidas o cuando se hallan en grandes dificultades. Si bien es cierto que es maravilloso tener un libro al cual acudir en un tiempo así, también es un libro que sirve para vivir - en la energía completa de la vida. Es un libro con el que podemos hacer frente a la vida hoy en día, y es el libro que enseña la única ruta segura a seguir por este mundo y nos guía al próximo (la vida eterna). Es el único libro que nos hace capaces de enfrentar las emergencias y suaviza los golpes que nos llegan a la vida. La Biblia es diferente a cualquier otro libro.

Que este libro ha influido a grandes hombres, los cuales a su vez han tenido una influencia sobre el mundo, es evidente. Permítanme compartirles algunas declaraciones de grandes hombres.

El famoso escritor francés Victor Hugo, una vez dijo: “Inglaterra tiene dos libros: la Biblia y Shakespeare. Inglaterra hizo a Shakespeare, pero la Biblia es lo que hizo a Inglaterra”.

Había un príncipe africano que llegó a Inglaterra y fue presentado a Su Majestad la Reina Victoria. El príncipe le hizo una pregunta significativa, “¿Cuál es el secreto de la grandeza de Inglaterra?” La reina presentó al príncipe una Biblia bellamente encuadernada, y le declaró: “Éste es el secreto de la grandeza de Inglaterra.” Me pregunto, mis amigos, si la decadencia de Inglaterra a una nación de segunda clase, y a una calidad inferior, pudiera ser el resultado de haber abandonado la Palabra de Dios.

Gladstone, quien era estadista y primer ministro y uno de los más grandes pensadores jurídicos que la Gran Bretaña ha producido, dijo: “¡Hablando de las cuestiones del día! no hay sino una sola cuestión, y es el evangelio que puede y sí lo remediará todo. Me place decir que casi todos los hombres de primer rango en la Gran Bretaña profesan ser cristianos.” Pero eso fue allá en el siglo diecinueve. Gladstone continúa diciendo: “Hace cincuenta y ocho años que sirvo de funcionario público. He pasado todos menos once años en el gabinete británico. Durante aquellos cuarenta y siete años me he asociado con sesenta de los peritos del siglo, y todos menos cinco eran cristianos.” Creo que una parte del problema que tenemos en el mundo hoy en día es que muy pocos cristianos se encuentran en altos cargos, muy pocos que conocen la Palabra de Dios.

El científico del siglo dieciocho, Sir Isaac Newton dijo: “Si la Biblia es la verdad, llegarán los días cuando los hombres viajarán a una velocidad de 50 millas por hora.” Y Voltaire el escéptico francés comentó, “El pobre Isaac estaba desvariando cuando hizo esa profecía. Eso sólo sirve para mostrar el efecto que produce un estudio bíblico sobre una mentalidad no científica.”

Puede ser de interés notar lo que algunos de los primeros presidentes de los Estados Unidos dijeron acerca de la Biblia. Estos hombres servían de presidentes en los días cuando América del Norte gozó de ser una gran nación. No comprometieron en guerras foráneas a ese país y les fue posible resolver los problemas de la calle. Alguien dirá, “Pero los problemas de aquel entonces no fueron tan complicados como lo son hoy día.” Mi amigo, sí fueron complicados para aquel entonces. No solamente Inglaterra, ni Estados Unidos sino también nuestro país han abandonado la Palabra de Dios, y mientras más nos alejamos, tanto más complicado llegará a ser el problema. En la actualidad hay hombres en posiciones de autoridad quienes dicen que no hay solución para nuestros problemas. Es por eso que enseño la Palabra de Dios en su totalidad, creo que esa es la única solución, y francamente, mis amigos, más vale volvernos a la Palabra de Dios.

Otro presidente, Tomás Jefferson dijo lo siguiente en cuanto a la Biblia, “Siempre he dicho y seguiré diciendo que la lectura cuidosa del Sagrado volumen, nos hará mejores ciudadanos, mejores esposos y mejores padres.” Eso es algo que podemos pensar hoy día cuando hay personas que están quemando las ciudades en que vivimos, y el aumento proporcional del divorcio se ha multiplicado.

Fue Daniel Webster quien declaró: “La he leído toda (la Biblia) muchas veces. Ahora acostumbro a leerla toda, una vez al año. Es el libro para todos, para abogados tanto como para ministros. Compadezco al hombre que no puede hallar en ella un abasto rico de pensamiento, y reglas para la conducta.”

EL LIBRO DE LIBROS

Nacida en el oriente y vestida en forma e imaginación orientales, la Biblia camina por los caminos del mundo con pies familiares, y va de tierra en tierra para hallar la suya en todas partes. Sabe hablar al corazón del hombre en centenares de idiomas. Llega al palacio para decirle al monarca que él es un siervo del Altísimo, y a la cabaña para asegurarle al campesino que él es un hijo de Dios. Niños escuchan sus historias con admiración y encanto, y sabios las ponderan como parábolas de vida. Ella tiene una palabra de paz en la hora de peligro, una palabra de consuelo en el tiempo de calamidad, y palabra de luz en la hora más oscura. Sus oráculos se repiten en la asamblea del pueblo; su consejo se susurra al oído del solitario. A los perversos y orgullosos les hace temblar sus amonestaciones, mas a los heridos y contritos les es como voz de madre. El desierto y el lugar solitario han sido alegrados por ella, y el fuego del hogar ha alumbrado la lectura de sus páginas bien hojeadas. Se ha entretejido lentamente a nuestros sueños más preciosos para que el amor, la amistad, la simpatía y devoción, la memoria y la esperanza, se vistan el bello ropaje de su atesorado lenguaje respirando incienso y mirra. ¡La Biblia! ¡La Palabra de Dios! - Henry van Dyke.

La Biblia se encuentra por encima de todos los libros del mundo. Es única en su género. La Biblia aparece como el libro de libros entre todos los que existen en el mundo. Ocupa la más alta posición entre todos los escritos clásicos de Occidente y de Oriente.

¿EN QUÉ SENTIDO ES LA BIBLIA EXCEPCIONAL?

La Biblia es un libro único en muchas formas. Es muy excepcional ya que tiene una calidad doble de autor. En otras palabras, Dios es el autor de la Biblia, y en otro sentido el hombre es el autor de ella. En realidad, la Biblia fue escrita por unos cuarenta autores durante un período de aproximadamente 1500 años. Algunos de estos hombres ni siquiera oyeron hablar de los demás autores, y no hubo ninguna colusión entre los cuarenta. Dos o tres de ellos podrían haberse juntado para ponerse de acuerdo, pero los demás no pudieron conocerse. Y sin embargo, no nos dejaron un revoltijo de ideas dispares o enfoques alternativos o posiciones disidentes, han presentado un libro que tiene una continuidad más maravillosa que cualquier otro libro que haya sido escrito.
Moisés escribió el Pentateuco 500 años antes que las más antiguas escrituras hinduistas, y 2000 años antes de que Mahoma escribiera el Corán. El libro del mormón fue escrito (hace sólo unas décadas) por un hombre solo, que dijo haber visto ángeles que le mostraron planchas de oro con textos escritos, que sólo podía traducir con unos anteojos especiales y de las cuales hoy no hay documentos, manuscritos ni copia alguna. El Corán fue escrito por un solo hombre, Mahoma, que se encontró con un ángel en una cueva cuando era un analfabeto. En cambio, la diversidad y cantidad de autores humanos que al escribir los libros de la Biblia concordaron sin conocerse, es prueba contundente de que los escritos bíblicos no fueron traídos por mera voluntad o por inspiración humana.
¿Qué sucedería si les pidiésemos a los 40 mejores escritores contemporáneos que se reúnan para escribir un gran libro para la humanidad? ¿Se pondrían de acuerdo? ¡Por supuesto que no!
¿Y si se lo pedimos a 40 religiosos? ¡Menos todavía! ¿Están todos de acuerdo al dictar leyes en el Congreso? ¿Y en la Asamblea Constituyente? Es evidente que sólo Dios pudo guiar algo como esto durante los más de 15 siglos que duró en desarrollarse acompañando a los más de 40 escritores en todos los lugares diferentes. El desarrollo coherente de la Biblia pese a la diversidad de sus libros y escritores, su continuidad pese al extenso desenvolvimiento de sus doctrinas y revelaciones, y su inagotable contenido que depende de un libro para interpretar otros, son pruebas evidentes de que alguien estuvo guiando a los escritores humanos, así como muchos de ellos afirmaron:

Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo. (2 P 1:21).

Si el Espíritu de Dios no los hubiese guiado sería imposible que los escritores se coordinaran, se complementaran y concordaran tan precisamente en sus solemnes anuncios.
La estrategia y el procedimiento con que la Biblia nos fue entregada, distingue a esta obra extraordinaria de cualquier otro libro sobre la faz de la tierra a través de los tiempos.
La Biblia es honesta al presentar a sus protagonistas y confrontar a sus lectores. Los escritores fueron honestos al presentar sus propios errores, dudas, angustias, dolores, como así también los de los demás a excepción de uno. Abraham con sus dudas y mentiras, Jefté y su voto absurdo a Dios, David y sus graves pecados, Isaías y sus labios inmundos, Pedro y sus errores, Tomás y su incredulidad, son sólo algunos datos que ilustran que la Biblia no presenta a sus protagonistas como héroes mitológicos impecables sino como pecadores falibles. Dicho sea de paso, la Biblia declara e insiste en que todos los seres humanos somos pecadores por igual, con una sola excepción.
También es inerrable. La Biblia no es sólo un libro, sino también un compendio de 70 libros individuales (contando Salmos como 5 libros). Es un libro porque comienza con los “principios” de todas las cosas, en ella se desarrolla el drama de los tiempos y de la humanidad, y termina con juicios y situaciones concluyentes y definitivas. Mientras que en los antiguos escritos budistas e hindúes existen muchas versiones y ofrecen filosofías contradictorias, y aun hacen conflictivas referencias a hechos que en realidad nunca han acontecido.

Por otro lado, es un conjunto de libros porque cada uno de ellos tiene su propio trasfondo y propósito, y cada escritor conserva su propia personalidad, vive sus propias circunstancias y hace específicos anuncios. Cada autor expresó sus propios sentimientos en su propia época. Cada uno tenía sus limitaciones e imperfecciones, y cometieron errores. El pobre Moisés sí cometía errores, pero cuando Moisés escribió el Pentateuco, por una razón u otra no escribió ni una declaración errada. Como pueden ver, es un libro humano y todavía un libro divino.

Es un libro muy humano, escrito por hombres de diferentes ocupaciones, el príncipe y el pobre; el altamente intelectual y el muy sencillo. Por ejemplo, el Dr. Lucas escribe un griego casi clásico en una época cuando era muy popular hablar el griego koiné. ¡Su griego era maravilloso! Pero Simón Pedro, el pescador, escribió algo del griego también. Su griego no era tan bueno, mas Dios el Espíritu Santo usó a estos dos hombres. Él permitió que expresaran sus pensamientos, sus emociones, y sin embargo por aquel método el Espíritu de Dios dominó de tal manera que Dios dijo exactamente lo que quería decir. Esa es la maravilla del libro, la Biblia.

Es un libro divino. En la Biblia, Dios dice unas 2500 veces, “Dios dijo...así dijo el Señor...así ha dicho Jehová,” etc. Dios lo ha hecho muy claro que El habla por medio de este libro. Es un libro que puede comunicarle vida a usted. Usted aun puede llegar a ser hijo de Dios, “siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre.” Es la comunicación de Dios al hombre. Si Dios hablara desde el cielo ahora mismo, se repetiría a Sí mismo porque ya ha dicho todo lo que quiso decir a esta generación. A propósito, Dios no aprendió nada nuevo cuando leyó el periódico de hoy. Y cuando el hombre llegó a la luna, no descubrió nada que Dios no supiera cuando nos dio la Biblia. Él es el mismo que creó el universo en que vivimos hoy día.

La Biblia es divina y humana. De un lado es como mi Señor, el cual caminó aquí en la tierra y se cansó, y se sentó junto al pozo. Aunque era Dios, también era hombre. Hablaba con personas acá en la tierra y se comunicó con ellas. Este es un libro que comunica, que habla a la humanidad hoy. La Biblia es para los hombres tales cual son.

La Biblia es un corredor entre dos eternidades por el cual anda el Cristo de Dios; el eco de sus pasos invisibles resuena por el Antiguo Testamento, mas le conocemos cara a cara en la sala del trono en el Nuevo Testamento, y es sólo a través de ese Cristo que fue crucificado por mí, que he encontrado el perdón de pecados y la vida eterna. El Antiguo Testamento se resume en la palabra Cristo. El Nuevo Testamento se resume en la palabra Jesús, y el resumen de toda la Biblia es Jesús es el Cristo. - Obispo Pollock.

Algo muy interesante de notar también es la forma en que la Biblia ha sido y es divulgada. La Biblia es el texto más traducido en la historia de toda la humanidad. El Antiguo Testamento fue traducido alrededor del 250 a.C. por un grupo de 70 eruditos judíos, del Hebreo al Griego. Así nació la llamada Septuaginta. Considerando no solo el texto completo, sino también algunos libros elegidos o porciones escogidas, la Biblia ha sido traducida a la mayoría de idiomas y dialectos en el mundo entero, más de 4000 a lo largo de todos los continentes y de diferentes países. Sin embrago no ha sucedido otra cosa que lo que la misma Biblia anunciaba, pues ella misma decía con anticipación que en el Cielo habrá personas de toda tribu, lengua y Nación.

Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación. (Ap 5:9)

Para que esto llegase a ser posible, debería llegar hasta los lugares más recónditos del planeta, la Palabra de Dios en cada idioma en particular. Y así fue, aunque falta traducirse a algunos dialectos o lenguajes de tribus pequeñas, hoy ya es una realidad.

La Biblia también es el libro de mayor difusión mundial a través de los tiempos y aún en el presente. Es conmovedor notar que cuando Gutemberg inventó la imprenta en el siglo 15 el primer libro que imprimió fue una Biblia. A partir de entonces su propagación por todo el mundo ha sido y sigue siendo asombrosa. En Ap 7:9, escrito hace 1900 años, se anunciaba proféticamente que en el cielo habría gente de todos los idiomas; aunque nadie siquiera sospechaba entonces el grado de difusión que el texto bíblico tendría. La asombrosa distribución mundial de las Escrituras, requisito indispensable para que se cumpliese tal profecía, es evidencia de que Alguien celestial está detrás de este movimiento extraordinario. Además, esto es un sorprendente cumplimiento de las palabras del Señor cuando dijo: Id y haced discípulos a todas las naciones…enseñándoles…, quien además profetizó: y me seréis testigos en Jerusalén, en Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra. (Mt 28:18-20; Hch 1:8)Si la distribución mundial de la Biblia nos sorprende, más debería asombrarnos saber que estaba ya anunciado en ella misma tal despliegue. No cabe duda que no es simplemente un libro más, es la Palabra del Dios del cielo y de la tierra, de Israel y de las naciones, de los siglos y de la eternidad. ¿Ha abierto usted su corazón al Dios que quiso llegar a usted con Su Palabra escrita? Usted no podrá decir que no sabía, o que Dios no se acordó de usted. Ahora ya lo sabe.

1 comentario:

A propósito de esto dijo...

El presente material se obtuvo gracias a la inspiración que Dios dio al Dr. J. Vernon McGee, versado maestro de la Biblia, así como a Raúl Ferrero.