3.04.2008

¿Por qué hay muerte y sufrimiento?

Con aportes de Ken Ham y Jonathan Sarfati

Encendamos la televisión y espantémonos con las tragedias que se presentan ante nuestros ojos: Niños perdidos. Gente que muere por falta de comida y agua. Catástrofes naturales: terremotos que matan muchísima gente, maremotos, tsunamis, deslizamientos de tierra, inundaciones. Catástrofes humanas: guerras, genocidios, enfermedades dolorosas, asesinatos, orfandad, divorcios… todo esto nos habla de sufrimiento. Muerte y sufrimiento.
La actitud de la gente ante tales noticias es que “mientras no me pase a mí, todo está bien” pero quienes dicen esto también están concientes de que en algún momento enfrentarán alguna circunstancia difícil, alguna enfermedad, dolor, accidente e inclusive la muerte. Todos sabemos esto (al parecer los únicos que no lo comprenden son los adolescentes, quienes creen que su cuerpecito en crecimiento les durará para siempre, y tienen ese sentimiento extraño de inmortalidad) ¿Es esto reciente? ¡Claro que no! Todas estas cosas son muy antiguas. Son casi tan viejas como el mundo.

Además de los eventos que inundan las noticias, cada uno de nosotros en algún momento enfrentamos enfermedad, dolor, accidentes y hasta muerte. Por lo tanto no es sorprendente, que cuando las cargas se hacen muy grandes, la gente clame a Dios en angustia diciendo “¿por qué no haces algo?” (y para serle sincero, yo también he dicho esta frase antes, tal vez mucho antes que usted).

Cuando algo malo ocurre nos sentimos muy tristes y confundidos, mas cuando decrece este primer impacto es natural que nos preguntemos por qué ocurrió aquel acontecimiento. Tomemos como ejemplo al pueblo judío que fue víctima del Tercer Reich: Más de 5 millones de judíos fueron asesinados bajo la vara de Adolfo Hittler. Entonces uno se pregunta ¿Cómo es posible que algo tan trágico le haya pasado al pueblo de Dios? ¿Cómo puede haber un Dios amoroso que controla el universo si hay tanta muerte y tanto sufrimiento?

Siendo pragmáticos, la realidad está en asombroso contraste con la Biblia, en ella leemos acerca del Dios de amor. Pero la permanencia del sufrimiento es tal vez uno de los argumentos más fuertes que los ateos utilizan para atacar y desacreditar la imagen bíblica de ‘un Dios amoroso’. Aparentemente ellos tienen razón cuando agarran a un cristiano y le dicen que “Si Dios es amoroso y todopoderoso, entonces ¿por qué no usa Su poder para detener el mal, el dolor, el sufrimiento y la muerte?”
Y bien, tal vez para los creyentes haya una respuesta evidente a estas preguntas en las páginas de la Biblia, pero no olvidemos que un ateo no conoce a Dios. Para el ateo es muy difícil acceder a la verdad bíblica. Y siguiendo el pragmatismo lo único real y evidente para el ateo es el sufrimiento. El sufrimiento es muy real.

Tristemente la mayoría de la gente (inclusive cristianos) no tiene una respuesta a la cuestión de la muerte y el sufrimiento en el mundo, entonces, la gente le da la espalda a Dios.
¿Sabía usted que Carlos Darwin era cristiano? ¿Sabía también que rechazó la fe después de la muerte de su hija? En efecto, una reciente biografía de Darwin cuenta que “La muerte cruel de Annie destruyó los restos de las creencias que Carlos tenía en un universo moral y justo… Carlos entonces tomó su posición como no creyente” (Desmond, A., y Moore, J., “Darwin: The life of a Tormented Evolutionist”, W.W. Norton & Company, New Cork, p.387, 1991).
Darwin era sólo una de las miles de personas que lucharon tratando de conciliar la creencia en el Dios amoroso con la muerte y sufrimiento que les rodea. También el famoso evangelista Charles Templeton rechazó el cristianismo, en parte debido al sufrimiento que vio. Él publicó un libro titulado “Adiós a Dios” en el que describe su descenso a la incredulidad culminando en su rechazo al cristianismo, él se preguntaba ¿Cómo pudo un Dios amoroso y omnipotente crear horrores como los que hemos estado contemplando?
Templeton, al igual que Darwin, tenía grandes dificultades para entender cómo se podía reconciliar una tierra llena de muerte, enfermedad y sufrimiento con el Dios amoroso de la Biblia.

Cuando Carlos Darwin escribió su obra “El origen de las especies” en realidad estaba escribiendo una historia sobre el sufrimiento y la muerte. En uno de sus capítulos dijo que el mundo moderno ha surgido ‘de la guerra de la naturaleza, del hambre y del sufrimiento’ (capítulo titulado ‘Sobre las imperfecciones del registro geológico’). Basado en su perspectiva evolucionista, Darwin postulaba que la muerte siempre ha sido parte del mundo, que si estamos aquí es gracias a la muerte.
Cuando a las personas amargadas se les dice que hay un Dios de amor que hizo el mundo, a menudo responden ‘yo no veo ningún Dios de amor. Todo lo que veo son niños sufriendo y muriendo. Veo gente asesinando y robando.’ Ellos dicen que la enfermedad y la muerte están en todas partes, que vivimos en un mundo horrible. Y ya que no les es posible ver al Dios de amor ellos terminan por decir que si este Dios existe, debe ser un ogro sádico.

Muy a menudo es útil preguntar a la gente que se expresa de esta manera que justifique su posición, que justifique la validez de su pregunta bajo su propio sistema de creencias. Quienes expresan que el Dios del cristiano es ‘malvado’, que es como un ‘ogro sádico’ están mostrando que su posición en contra de Dios, son los ateos evolucionistas quienes por lo general dicen tales cosas. Pero (y esto siguiendo la línea de pensamiento evolucionista) si sólo somos basura química evolucionada ¿cómo decidimos objetivamente lo que es bueno y lo que es malo? ¿cómo sabemos qué es el bien y qué es el mal? Nuestras ideas de lo bueno y lo malo, bajo este sistema, sólo son el resultado de algún proceso químico que ocurrió en el cerebro, que resultó en una ventaja de supervivencia sobre nuestros ancestros simiescos, y en ningún momento algo moral o ético ¿no lo cree usted?
Pero las nociones en el cerebro de Hitler obedecieron a las mismas leyes químicas que aquéllas en el cerebro de la Madre Teresa, así que ¿en qué nos basamos para decir que las acciones de la segunda son ‘mejores’ que las del primero? Además ¿por qué debería el ataque terrorista que mató a miles de personas en Nueva York en 2001 ser más terrible que una rana matando a miles de moscas, si no somos más que desperdicios químicos evolucionados?

Por el contrario, la Biblia nos enseña que hay una regla estándar objetiva de moralidad que está por encima de cualquier individuo humano ya que fue establecida por un Legislador objetivo, trascendente y moral que es nuestro Creador.
Cuando el ateo califica al Creador como un ser malvado y sádico, está emitiendo un juicio moral (al menos tiene una idea de lo que es bueno y lo que es malo), y sin darse cuenta está de acuerdo con el mismo punto contra el que está tratando de argumentar, ya que las ideas de ‘bien’ y ‘mal’ salen de la Biblia y han sido instituidas por Dios mismo.

Las preguntas que los incrédulos hacen son muy serias y, al igual que Templeton o Darwin, pueden alejarnos de la fe si no tenemos un panorama claro del asunto. Sabemos que donde hay dos puntos de vista diferentes hay uno que está equivocado. Observaremos los dos puntos de vista que existen sobre la muerte y el sufrimiento en lo que llamamos “La filosofía del ‘siempre’ y el ‘no siempre – no para siempre’ ” o dicho de otro modo “la filosofía del aliado y el contrincante”:

Siempre; el lado errado de la historia y de Dios
Por un lado están aquellos que creen que la muerte ha sido siempre parte de la historia – la creencia de la evolución requiere que esto haya sido así siempre. Como observamos en las palabras de Darwin, la muerte y el sufrimiento son necesarios para la evolución de las especies y la supervivencia de los más aptos. En tal caso la muerte es una parte permanente de la historia, nuestro aliado en la creación de la vida. El creer que la historia del mundo se encuentra en las capas fósiles – que contienen miles de millones de seres muertos, es creer en una historia llena de muerte, enfermedad, sufrimiento, crueldad y brutalidad.
Aceptar que la muerte existió en el pasado, que reina en el presente y que continuará en el futuro y para siempre es algo desolador, es aceptar que éste siempre ha sido un lugar de muerte.

No siempre – No para siempre; la perspectiva correcta de la historia y de Dios
La Biblia tiene mucho que decirnos sobre la muerte y el sufrimiento. Algo de lo más destacado se encuentra en la primera epístola de san Pablo a los Corintios 15:26, donde leemos

Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte.

Los evolucionistas dicen que la muerte es nuestro aliado en el proceso de mejoramiento. Dios dice todo lo contrario: la muerte es una enemiga y ha de ser destruida.
Originalmente Dios creó un mundo perfecto, descrito por Dios como ‘bueno en gran manera’. La gente y los animales comían plantas, no a otros animales. No había violencia ni dolor en ese mundo que era ‘bueno en gran manera’. Pero tuvo que ser destruido debido a la rebelión del primer hombre, Adán. Su pecado trajo a una intrusa al mundo (la muerte):

Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. (Rm 5:12)

La muerte y el sufrimiento son el castigo por el pecado. Cuando Adán se rebeló en contra de Dios, en efecto estaba diciendo que quería vivir sin Él. Quería decidir la verdad por sí mismo, independiente de Dios. La implicación de esto es que en aquel momento Adán nos estaba representando, él era la cabeza de la humanidad y decidió rechazar a Dios, en consecuencia nosotros también rechazamos a Dios.
Como resultado del juicio de Dios sobre el mundo, Dios nos ha dejado experimentar lo que es el mundo sin Él – un mundo que se desgasta, un mundo lleno de muerte y sufrimiento.
Dios tuvo que juzgar el pecado de Adán con la muerte. Él ya le había advertido a Adán que si pecaba ‘ciertamente morirás’. Después de este trágico acontecimiento, él y todos sus descendientes perdieron el derecho a la vida ¿por qué? Por que Dios es santo y debe juzgar el pecado, además Él es el autor de la vida entonces la muerte es el castigo natural por escoger la vida sin Dios.

Si se acepta el relato bíblico de la historia, entonces nuestros pecados (y no los de Adán únicamente) son los responsables de la muerte y el sufrimiento en el mundo. En otras palabras, es nuestra culpa que el mundo esté como está. Nadie es inocente.

En el presente estamos viviendo en un universo donde las cosas están decayendo. A nuestro alrededor vemos muerte, sufrimiento y enfermedad, todo como resultado del juicio de Dios contra el pecado. Si hojeáramos en las páginas de la historia secular y bíblica nos daríamos cuenta de que el hombre siempre quiso vivir alejado de Dios. En este momento estamos experimentando eso. Dios le ha dado al hombre lo que quería: vivir en un mundo libre de Dios.

En contraste con la filosofía del ‘siempre – aliado’ la cosmovisión bíblica nos dice que la muerte no durará para siempre, nos muestra que Dios está actuando haciendo algo para detenerla. Vemos que en un día no muy lejano

Enjugará Dios toda lágrima de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. (Ap 21.4)

Alguien dirá “pero Dios es Dios, Él nunca ha sufrido ¡cómo será posible que Él simpatice conmigo en aquél día?”. Pues bien, déjeme decirle que Él sí sufrió. Cuando Él lloró en la tumba de Lázaro, Él no estaba llorando tanto por el pobre Lázaro (a quien después resucitó). Sino que cuando leemos que “Jesús lloró” entendemos que Él lloró en empatía conmigo, Él lloró por mi sufrimiento, por el sufrimiento que a usted y a mí nos causa la muerte (Él lloró por mi hermana, por mis abuelos, por mis padres y amigos que han muerto). Él sí entiende nuestro sufrimiento, Él también llevó nuestra enfermedad (Heb 4: 15-16; Is 53:5).

Y bueno, estoy seguro que alguien todavía preguntará ¿y qué con el sufrimiento injustificado? ¿por qué sufren los santos? De acuerdo a la verdad bíblica Dios puede sacar algo muy bueno de algo muy malo.

Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. (Rm 8:28)

Esto es algo que funciona únicamente con quienes aman a Dios. Los que aman a Dios son fortalecidos y edificados a través de las dificultades. Job, Pablo, Elías y muchos otros siervos de Dios maduraron en la fe porque soportaron el sufrimiento amando a Dios.
Cuando entendemos el origen de la muerte a la luz de la verdad Escritural conocemos también que el Evangelio se basa en la muerte de Cristo en expiación por nuestros pecados:

Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. (Rm 5:8)

Es en este punto que podemos entender por qué este mundo es como es y cómo puede haber un Dios amoroso en medio de tragedias, violencia, sufrimiento y muerte. ¿Qué perspectiva de la muerte acepta usted? ¿Una que hace a Dios un ogro responsable por millones de años de muerte, enfermedad y sufrimiento? ¿O una que pone la culpa sobre nuestro pecado, y presenta a nuestro Dios Creador como un Salvador misericordioso y amoroso, que lloró por la ciudad de Jerusalén, que lloró en la tumba de su amigo Lázaro, y que llora por todos nosotros?

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